Llega febrero, y el olor a maquillaje, el ritmo chirigotero, y lo nervios llegan a tu cuerpo, transformandote en ese personaje que llevas preparando durante meses, y es que la satisfacción de mostrar al público, y ver las caras de felicidades de esos que te escuchan, te llena de orgullo.
Eso es lo que sentía hace unos años, nervios, ganas de salir al escenario, los momentos previos a una semifinal, que al fin y al cabo, es algo anecdótico, comparado con el tiempo que dura el carnaval, donde sin dudar, te quedan risas, anécdotas, historias, y sobre todo, buenos amigos.
Ese es el caso de la comparsa El coleccionista de alegrias. Cuando llegue al local de la comparsa, te vienen a la memoria, todos esos ratos, y esos buenos momentos con todos ellos.