Cintia y Máxi, dos enamorados de Mérida, y tenían claro que su preboda tenía que ser por sus calles, donde viven día a día, donde salen con sus amigos, donde disfrutan.
A Maxi, ya le conocía, y sabía que la vergüenza la perdió hace mucho, pero Cintia empezó mas cortada, aunque poco a poco fue soltándose, y sacando esa sonrisa que siempre tiene en la cara.
Esta claro que esta pareja tenía que unir sus caminos, nada más ha que ver como se miran, como se ríen los dos, y el cariño que se precisan, siempre haciendo bromas entre los dos. No hay quien diga que no están hechos el uno para el otro.